domingo, 25 de julio de 2010

CONTRA LAS ALZAS EN EL TRANSPORTE: IMPULSAR LA PROTESTA POPULAR


Los representantes de las distintas facciones de la gran burguesía pugnan entre sí para conseguir sus puestos en el viejo Estado, pero se coluden y coordinan para oprimir a las masas trabajadoras. El Transantiago es un claro ejemplo de esto último: un sistema de transportes hecho a la medidas de los grandes monopolios, que debe ser financiado por todos los chilenos y que más encima encarece sus costos mes tras mes, llegando en julio a $500 el pasaje de micro y $580 el de metro. ¿Y los sueldos? siguen igual. El “aumento” del sueldo mínimo no es más que una burla al respecto.

Este sistema de transportes planificado en el gobierno de Lagos y puesto en práctica en el gobierno de Bachelet, seguirá siendo implementado ahora con Piñera. ¿Por qué? Porque sigue existiendo el mismo viejo Estado burgués-terrateniente al servicio del imperialismo y los grandes monopolios.

Por esto es urgente comenzar a organizarse con independencia de clase, combatiendo todo intento desde la gran burguesía por desviar las movilizaciones. Hemos visto, por ejemplo, que en la población los gusanos del PDC han levantado su Democracia Cristiana “revolucionaria” con el objetivo de cabalgar sobre las movilizaciones y luego usarlas como monedas de cambio en las próximas elecciones.

Los mismos que cierran los colegios y reprimen al pueblo ahora quieren presentarse como representantes del pueblo. Nuestra respuesta no puede ser otra que denunciarlos, expulsarlos y combatirlos en medio de las asambleas y protestas. Para ello ya debemos: conversar con los vecinos, en el trabajo, en los colegios, para salir a rayar consignas, lanzar panfletos, etc.

La historia nos muestra que las masas organizadas son todopoderosas y que los imperialistas y reaccionarios son simples tigres de papel. Llevemos a la práctica entonces nuestra indignación, teniendo siempre presente que nuestra protesta es justa y que ya no estamos dispuestos a que se nos siga encareciendo el costo de la vida, viendo en perspectiva las nuevas luchas por venir, las luchas por la conquista del Poder.

¡LA REBELIÓN SE JUSTIFICA!

Un poco de historia...


Entre febrero y marzo de 1957 el gobierno del fascista Carlos Ibáñez golpeaba al pueblo con las alzas. Entre ellas una de las más significativas, el aumento del pasaje de la locomoción colectiva de $10 a $15.

El 27 de marzo se llevaron a cabo las primeras protestas estudiantiles; el 30 Valparaíso fue escenario de grandes marchas, continuando hasta los primeros días de abril.

En Santiago las protestas comenzaron espontáneamente el 1º de abril, sobrepasando a las direcciones oportunistas de la Falange (hoy PDC) y del falso P“C” que había llevado a Ibáñez a la presidencia. Al caer la noche la policía disparó contra los manifestantes, asesinando a la estudiante Alicia Ramírez. Al día siguiente miles de personas de las distintas poblaciones se dirigieron al centro de Santiago para protestar y enfrentar con piedras y palos a las fuerzas represivas que arremetían con balas de guerra.

Al mediodía la protesta se volvía más violenta: las fuerzas represivas fueron superadas, quedando un grupo de ellos encerrados en la Alameda; fueron saqueadas armerías y rotas las vitrinas de Almacenes París; grupos de manifestantes marcharon por Ahumada y atacaron el edificio de El Mercurio, los tribunales y el Congreso Nacional, mientras otros grupos volteaban las micros.

Al caer la tarde los tanques del ejército salieron a las calles con la clara misión de asesinar a los hijos del pueblo. Durante la noche el general Horacio Gamboa leyó un parte de guerra donde decía que el gobierno ha ganado la “batalla de Santiago” y que el enemigo había sufrido 17 muertos y 500 heridos (al otro día se supo que los asesinados eran 21).

La rebelión de la chaucha nos deja tremendas lecciones: 1) el pueblo nunca ha dejado de luchar; 2) cuando las demandas son justas, es justa la rebelión; 3) si bien no se puede confiar en las direcciones oportunistas, el espontaneísmo tampoco es el camino; 4) para terminar con los males de este sistema no basta con una explosión espontánea, para ello se necesita iniciar y desarrollar guerra popular dirigida por el proletariado y su partido de vanguardia.

¡APRENDER DE LAS LECCIONES DE NUESTRA HISTORIA!

¡PREPARAR LA GUERRA POPULAR!